Los expertos explican que mientras se fuma las toxinas del humo se impregnan en ropa y pelo, por lo que después de apagar el cigarro, si entran en contacto con no fumadores a los que se quiere proteger del humo, como un niño, éste puede verse perjudicado igualmente. Investigadores del MassGeneral Hospital for Children (MGHFC) han llegado a la conclusión de que la contaminación del humo de tabaco permanece aún después de que un cigarrillo es extinguido, un fenómeno que ellos definen como humo de tercera mano.
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