La huelga ha muerto. Ya no existe Movimiento Obrero, ni Ideal de transformación social, ni conquista de la Democracia, todo se ha convertido en un inmenso simulacro que responde a los imperativos de una cámara, más que a los imperativos de una ideología. Se trata de un mecanismo de reposición televisivo, todo va a ocurrir a la misma hora, en el mismo sítio y de la misma manera.
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