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Hubo un tiempo…

Hace no mucho, las cosas eran diferentes. No sé si mejores o peores. Pero diferentes. Hubo un tiempo en el que para invitar a una chica al cine tenías que armarte de valor, descolgar el teléfono y llamar a su casa. Aquello era una prueba de fuego. Yo, que siempre he sido muy imbécil para estas cosas, iba a enamorarme continuamente de chicas con el mismo modelo de padre: muy serio, con bigote, voz ronca y de nombre Leopoldo, Aquilino o algo similar, cazador y con cabezas de corzos en el salón de casa. Muy tranquilizador todo.

| etiquetas: los noventa , redes sociales , teléfonos móviles

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