Botellas, papel fotografico, pomos de puertas o discos compactos son buenas fuentes para obtener una huella anónima. Luego se puede utilizar una especie de polvillo como el de los C.S.I o en plan más humilde, el todopoderoso Superglue. Fotografiar, digitalizar e imprimirla como una transparencia, además de un poco de cola, hacen el resto.
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