El perfil del incendiario forestal es el de un varón, de nacionalidad española, soltero, de entre 30 y 58 años, con un trabajo de escasa cualificación, que abusa de sustancias, sobre todo del alcohol, y que reside y trabaja cerca del lugar donde prende el fuego. Así se desprende de un estudio realizado por la Guardia Civil y entregado a la Fiscalía de Medio Ambiente, organismo este último que lo ha hecho público este martes.
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