En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a escasear el marfil. La demanda del preciado material extraido de las fauces de elefantes se centraba en la fabricación de bolas de billar y teclas de piano. La compañía Phelan & Collander ofreció un premio de 10000 $ a la persona que encontrase un sustituto para el marfil. John Wesley Hyatt mezcló -en un principio por accidente- nitrato de celulosa, alcanfor y alcohol. Descubrió que, al someterlo a grandes presiones, el material obtenido era idóneao para fabricar bolas de billar.
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