A principios de julio, Adolfo Casal recibió 18500 kilos de leña en varios troncos que un trailer de 14 metros dejó a la puerta de su casa. El carpintero jubilado los fue troceando con una motosierra y después los fue picando uno a uno valiéndose de un hacha fabricada por él mismo; Adolfo rechazó ofrecimientos de herramientas modernas porque "aparte de ser peligrosos dan más trabajo". Su mujer comenta que Adolfo se rompió una vértebra hace poco y que "el otro día estuvo aquí un chaval de San Sebastián e intentó picar un tronco pero no fue capaz"
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