Hollywood

Estábamos en una ferretería.

"¿Sí?", preguntó el dependiente.

"Necesito una sierra", dijo Jon, "una motosierra eléctrica".

El empleado se dirigió a un expositor de pared y volvió con una cosa naranja.

"Esta es una Black and Decker, una de las mejores".

"¿Dónde va la cuchilla?", preguntó Jon. "¿Cómo se coloca?"

"Oh, es bastante fácil", dijo el empleado. Cogió una cuchilla y la colocó.

Jon la miró. La hoja tenía unos dientes muy grandes.

"Umm", dijo Jon, "esa no es exactamente la cuchilla que estaba buscando".

"¿Qué tipo de hoja quiere?", preguntó el dependiente.

Jon se lo pensó un momento. Luego dijo: "Algo para cortar trozos pequeños...".

"Ah", dijo el dependiente, "¿qué tal esto?".

Le tendió una cuchilla nueva. Tenía dientes finos, muy juntos, afilados.

"Sí", dijo Jon, "eso es lo que quiero. Eso servirá".

"¿Efectivo o tarjeta de crédito?", preguntó el dependiente.

 

De vuelta al coche para reanudar la huelga de hambre, le pregunté a Jon: "Esto no lo vas a hacer en serio, ¿verdad?"

"Por supuesto, voy a empezar por el dedo meñique de la mano izquierda. ¿Para qué sirve?".

"Es el que se usa para pulsar la tecla 'a' en la máquina de escribir".

"Escribiré sin usar la 'a'".

"Escucha, amigo, ¿no hay forma de darle la vuelta a todo esto y olvidarlo?"

"No. En absoluto."

"¿Y vas a estar allí a las 9 de la mañana?"

"En el despacho de su abogado. Con esto en marcha. Lo haré a menos que se estrene la película".

Le creí. Fue la forma en la que lo dijo: una simple declaración de hechos sin tintes melodramáticos.

"¿Me esperarás antes de entrar en el despacho del abogado?"

"Sí, pero debes llegar a tiempo. ¿Llegarás a tiempo?"

"Llegaré a tiempo", dije. Condujimos de vuelta hacia Firepower.

 

"Hollywood", Charles Bukowski