Sobre una empinada ladera, perfectamente visible a cientos de metros de distancia, destaca la estatua de una mujer con formas perfectas y totalmente desnuda, de tamaño descomunal. Una importante atracción visual para turistas y residentes. Armando Muñoz García, un escultor autodidacta sin estudios superiores, tenía un sueño. Quería construir una estatua de una mujer desnuda y convertirla en emblema de su ciudad, Tijuana, para conmemorar su centenario en 1989.
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