Se ha publicado otro estudio que concluye que se trataba de una especie distinta de la nuestra y no de un Homo sapiens enfermo y deformado. Los antropólogos Karen L. Baab y Kieran P. McNulty afirman que el pequeño cráneo encaja morfológicamente con lo que cabría esperar en una rama evolutiva que surgiera del Homo erectus o incluso de otra especie más primitiva.
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