La historia nació en la provincia de Manitoba, en Canadá, donde un hombre llamado Brian Laddon era el propietario de un refugio para perros. Este señor alimentaba a los osos polares que circulaban por la zona, lo que hizo que estos animales se quedaran en las cercanías sabiendo que tenían comida segura. Y allí nació la supuesta “amistad” entre los osos y los perros, de la cual se han olvidado por completo el día que Ladoon no les dio comida. Un solo día ha sido suficiente para que el oso optara por alimentarse de uno de los perros.
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