Paradójicamente, Isaac Merrit Singer había sido aprendiz mecánico desde la adolescencia. A los diecinueve años había patentado una máquina para perforar roca, y diez más tarde había diseñado instrumentos capaces de tallar madera y metal. Pero Singer no inventó la máquina de coser. En su lugar, el hombre que jamás había pisado una facultad de economía o diseño industrial, imaginó cómo sería el mercado del futuro y exploró las cualidades estéticas de un objeto utilitario.
|
etiquetas: máquina de coser , singer , isaac merrit singer