Este año mi hija Nina ya empieza la escuela superior. Durante su educación primaria hicimos —un poco en chiste y un poco en serio— un contrato anual que resultó muy provechoso para su infancia. (Una infancia que ahora termina.) Como no firmaremos más estos convenios, haré público su contenido por si otros padres quieren usar un sistema que a mí, y sobre todo a ella, nos divirtió mucho durante años.
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