Si hay algo que hemos aprendido desde el caso Pedalgate de Toyota, es que llamar coches de más a las revisiones puede ahorrar disgustos. Es es lo que le ha pasado a Kia en Estados Unidos, su pieza defectuosa presuntamente provocó una muerte y ahora le toca apoquinar 40 millones de dólares (27,9 millones de euros) a la familia de la fallecida.
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