“Hemos de notificar con alarma y preocupación que no disponemos de los medios adecuados para desarrollar nuestro trabajo”. A principios de febrero llegaron de golpe a los juzgados de instrucción de la capital 113 denuncias firmadas por trabajadores (enfermeras, auxiliares, celadores...) del servicio de urgencias del hospital Ramón y Cajal de Madrid. Todas con el mismo texto: el centro “se encuentra saturado de forma casi permanente”. Los sanitarios mencionan la “sobrecarga asistencial” y el “riesgo que ello puede suponer para los pacientes”
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