La polémica acerca de si el origen del genio creador de los artistas reside en un talento excepcional o en una mente enferma, seguramente lleva dando vueltas desde que el hombre comenzó a pintar las paredes. Los compañeros de caverna de los “artistas” de Altamira no debían entender para qué se dedicaban a gastar antorchas en emborronar las paredes. Aunque, seguramente, también les encantó el resultado.
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