Este envío tiene varios votos negativos. Asegúrate antes de menear

Hasta aquí he llegado. Dejo la militancia en Podemos

Hasta la aparición de Podemos nunca había militado en un partido político. Siempre me sentí bastante cercano a Izquierda Unida, sobre todo a una parte de sus militantes que han sido un auténtico foco de resistencia de la decencia y el sentido común durante los “años felices” de la “cultura del pelotazo” y la burbuja inmobiliaria, cuando Rodrigo Rato todavia era un héroe nacional y denunciar el abuso inmobiliario era de agoreros. Pero nunca terminaron de convencerme las dinámicas de funcionamiento de los partidos, tampoco las de IU.

Sin embargo, cuando Pablo Iglesias lanzó la idea de Podemos lo tuve claro: en seguida apoyé su iniciativa con mi firma, en cuanto hubo la posibilidad de inscribirse lo hice y comencé a participar en el Círculo de mi barrio. Podemos parecía otra cosa, parecia que después del 15-M todos habiamos aprendido que había que hacer las cosas de otra forma. Los primeros meses fueron un desborde de ilusión. Después fue bajando un poco la ola de entusiasmo: los Círculos no iban a tener el papel protagonista que les había hecho creer y además comenzaban a aparecer algunos de los vicios de los viejos partidos, sobre todo un culto al líder bastante inexplicable en quienes decían inspirarse en el 15-M. A pesar de esto seguí en Podemos, autojustificándome con el necesario pragmatismo para que un partido pueda funcionar y triunfar, etc,etc,etc

La deriva del último año ya me fue resultando insoportable, con un Pablo Iglesias convertido en una figura bastante lamentable que un dia era socialdemócrata y al siguiente comunista, que un dia dedicaba todo tipo de improperios a IU y unos meses después defendia una alianza con IU, y que ha manejado con una enorme torpeza el magnífico resultado que obtuvo Podemos el 20-D. El fulgurante ascenso de su pareja dentro del partido ya ha sido el colmo. Pablo Iglesias es un excelente agitador, hace magníficas entrevistas y probablemente sea un profesor brillante, pero es un nefasto político.

Aún asi me he mantenido en Podemos porque pensaba que el sector llamado “errejonista” no habia llegado a estos niveles de degradación y podria tal vez en el futuro reconducir la situación (la esperanza es lo ultimo que se pierde). Pero que Iñigo Errejón se haya prestado al “intercambio de cromos” que presenciamos ayer me lleva a pensar que ya no hay esperanza en Podemos, en solo 3 años de vida ya reproducen los perores vicios de la “vieja política”. Conmigo que no cuenten para esto.