Las esperanzas eran infundadas porque Mariano es simplemente el padrino de una hornada de novicios sin experiencia pero con ambiciones de emperador, que eso es el nuevo PP. Y la cuita de Mariano iba a ser —está siendo—colocar a todos los miembros de su partido, para tener contentos a todos, para tenerlos amarrados a todos, y, así, tener el control del partido. Por ello nunca me he creído esa colosal estupidez que tanto han repetido tantos: “Mariano es un mal jefe de la oposición, pero será un buen jefe de Gobierno”.
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