Confieso que cuando empecé a viajar -con pocos años y menos dinero aún-, lo que más me sorprendía de recorrer mundo era la cantidad de jóvenes de ambos sexos de Centroeuropa, de Norteamérica, de Australia o de Nueva Zelanda que te encontrabas dando tumbos por los caminos pegados a una mochila. Raro era el autobús colectivo, la pensión de mala muerte o el cruce estratégico para autoestopistas en los que no había uno o una de ellos. Si embargo, españoles jóvenes viajando solos veía pocos. Y españolas jóvenes menos aún.
|
etiquetas: mochileros , viajeros , turismo