Un miedo muy común en todos aquellos que no están acostumbrados a comprar por Internet es que el vendedor se olvide de ellos en cuanto haya cobrado. Se consideran indefensos y sin posibilidad de reclamar a alguien que ni siquiera han visto nunca, a pesar de que una estafa por Internet es en muchos casos más sencilla de demostrar que una estafa realizada de forma presencial puesto que la transferencia de dinero y la entrega del producto quedan registradas. El caso más fácil es con estafa menor de 400 euros y se produce por un vendedor español.
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