La estancia de Julian Assange en la prisión de Wandsworth contiene una historia inquietante. Un día, a la hora de comer, atacó un plato de arroz con judías cuando, de pronto, notó que algo se quebraba en su boca. Adiós a un diente. El objeto metálico se lo partió. "No sé si había sido colocado allí o fue un simple accidente". Al llegar a su celda de aislamiento, envolvió el diente en un papel de color blanco. Salió por espacio de una hora. Cuando volvió a la celda, el diente había desaparecido. "Pronto estará a la venta en Ebay", bromea...
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