Emilio Botín, su hermano Jaime y todos sus hijos se han salvado de la cárcel y de unas fuertes sanciones gracias a la benevolencia de la Agencia Tributaria, que en junio de 2010 les concedió un tiempo precioso para regularizar su situación -con el pago de 200 millones de euros- sin ser sancionados, en vez de mandarles a la inspección. El auto por el que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu archiva la causa, publicado ayer, confirma que esta regularización basta para conceder la llamada "excusa absolutoria".
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