El último superviviente estadounidense de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), conocida como la Gran Guerra, pidió ante el Congreso de su país que dedique un monumento nacional a los caídos en esta contienda, igual que los que ya honran a los muertos en Corea o Vietnam. Con sus 108 años, Frank Buckles llegó al Capitolio en silla de ruedas y acompañado por su hija, quien lo ayudó constantemente ya que padece problemas para escuchar con claridad.
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