Yo vivía en un pueblo marinero de Asturias cuando los primeros triunfos de Alonso en la Fórmula 1. Me sorprendió la rapidez con la que viejos pescadores empezaron a hablar con familiaridad sobre qué neumáticos había que poner en Mónaco (en seco) y cuáles eran mejor para la telemetría en Singapur (y en mojado). Ahora, con la economía, ocurre lo mismo y ya se oye a los lugareños decir muy serios que seiscientos puntos en la prima de riesgo es asumible si se controla el déficit.
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