Humanos adultos, bebés, ratas, pollos e incluso peces son capaces de orientarse cada día gracias a un sofisticado "sistema de navegación" que les permite visualizar la geometría de su entorno y deducir su posición en el espacio. Sin embargo, hay gente con un raro desorden genético que no es capaz de usar este "gps básico" que está presente en los seres humanos desde los dieciocho meses, lo cual apunta hacia una clara relación entre los genes y nuestro sistema de navegación interno.
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