Un español liberado tras pasar 18 meses en cárceles Argentinas, relata su cautiverio: "En una prisión en la que estuve seis meses había 80 camas para 190 personas, así que o pagas por una cama, o peleas o duermes en el suelo. Además me faltan dos dientes por los golpes de los guardias". "Cuando llamaba desde el teléfono de la prisión no podía hablar libremente, porque allí hay siempre un funcionario escuchando y lo graban todo", "te mueres de hambre. Sólo te dan de comer un caldo con un suero para que te engorde, que te destroza el estómago"
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