Entras en una habitación con la determinación del que sabe perfectamente a lo que va. De repente, te paras. Un momento... ¿Qué venía yo a hacer aquí? ¡Maldita sea! Si lo acabo de pensar. ¿Cómo se me ha podido olvidar? Si esto te ha pasado alguna vez, no te preocupes. No estás perdiendo la cabeza.
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