Guillermo Toledo (1970) agradece a sus progenitores cómo le enseñaron "a ver el mundo desde un punto de vista más crítico". A pesar de la huella dejada por su padre, un médico que asistía a los manifestantes heridos en los últimos coletazos del franquismo, Willy Toledo no quiso seguir sus pasos en la medicina. "Yo, para empezar, era un malo, malísimo estudiante. No acabé ni el bachillerato", confiesa unas horas de volver a Vigo para presentar su libro Razones para la rebeldía.
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