El aura de romanticismo que envuelve a los falsificadores siempre ha deslumbrado a la gente corriente, como usted o como yo. Si el Banco Central Europeo inyecta liquidez en el sistema o si Japón decide darle a la imprenta y generar toneladas de yenes, ¿por qué no hacerlo en casa, en pequeñas cantidades? Entre otras cosas porque podemos terminar en la cárcel. O no…
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