El tramo de la M-30 entre el túnel de Costa Rica y el puente de Ramón y Cajal va camino de convertirse en un punto negro de circulación. Pero no por la intensidad del tráfico ni por las malas condiciones de la calzada. El peligro está en los grupos de vándalos adolescentes que se dedican a tirar piedras a los coches que pasan por la carretera. "Estas gamberradas son habituales, es algo cíclico y difícil de controlar", según fuentes de la Jefatura de Policía.
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