Algunas de las empresas implicadas en estos delitos contra Hacienda y de falsificación de documentos mercantiles utilizaban a indigentes como testaferros e incluso, en un caso, el domicilio de una de estas personas era un cajero automático. También se utilizaba a personas con enfermedades degenerativas e incluso terminales... Se localizó una caja en la cual se halló una gran cantidad de talonarios bancarios de diferentes testaferros, todos firmados en blanco y donde sólo hacía falta escribir el importe a cobrar.
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