El mundo del gran dinero todavía sigue en estado de shock por la inesperada vuelta de tuerca que el Gobierno aplicó el viernes a su vehículo de inversión favorito, las sicav. Y cuando hoy los principales abogados fiscalistas del país se pongan a trabajar para buscar alguna vía para evitar pagar a Hacienda, se encontrarán con otra sorpresa desagradable: no les sirve la solución que tenían pensada para cuando llegara la inevitable subida de impuestos, que era llevarse el producto a Luxemburgo (o a Malta).
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