Alberto Vasallo, uno de los tres funcionarios que tiene el ayuntamiento orensano de Chandrexa de Queixa, trabaja desde 2002 con una cámara apuntándole a la nuca. El ojo que todo lo ve domina la habitación entera, una sala en la que el hombre atiende al público, rebusca en el ordenador y rellena formularios, sin atreverse a atender llamadas personales, sin osar apenas levantarse a mear. El regidor justifica las cámaras con una amenaza de ETA del año 2002 Las mismas cámaras graban el hall donde los vecinos votan en urna
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