Hoteles y restaurantes disparan los precios en la semana de cada mes en la que se celebra pleno. El inmenso aparato burocrático de la UE pone al descubierto en tiempos de crisis una gran paradoja. La institución que preconiza la sacrosanta austeridad vive instalada en una inmensa contradicción. Mientras receta austeridad a diestro y siniestro su funcionamiento requiere un despliegue apabullante que no repara en gastos. Muchos son los que se preguntan por qué Bruselas, sede de la Comisión, no acoge también al Parlamento.
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