SimCity no necesita presentación (...) Lo fue en 1989, cuando Will Wright puso el primer ladrillo en un imperio basado en la simulación lúdica, y lo es hoy, con un remake maravilloso en todos los aspectos menos en uno: sólo los más afortunados pueden jugarlo. Y con afortunados no hablamos sólo del precio, que a más de 60 euros la descarga ya duele bastante. Sino de un problema de base, ridículo, que tiene que ver con temas que esta columna ha tratado muchas veces: el DRM, los mecanismos implementados para evitar la piratería.
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