Ante el aumento de graves casos de violencia contra cristianos producidos en diversas partes del mundo, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa han emitido comunicados condenatorios claros y explícitos. Sin embargo, la representante de Asuntos Exteriores de nuestro país no parece querer mojarse ni lo más mínimo a la hora de reprobar unos actos de violencia que atentan contra los más elementales derechos de la persona.
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