A los pilotos de carreras no los cortan del mismo trapo que a ti y a mi. Sus órganos internos se forjan con unobtanio y sus mentes programadas para reconocer circuitos, no hojas de cálculo. Creaturas extrañas, sabemos que a uno de esta especie, aparentemente, le aterrorizan los patos. Mike Simpson, piloto de Ginetta GT3, el fin de semana pasado en Brands Hatch, corría en tercera posición, a la caza de la segunda cuando, inexplicablemente, el parabrisas de su G55 fue alcanzado. Por una puerta voladora.
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