Por primera vez desde que se produjo el accidente del Yak-42, hace seis años y nueve meses, los familiares de los 62 militares muertos en el siniestro pudieron poner cara a un representante de la empresa que contrató el vuelo que se estrelló en Turquía. Tras la primera sesión sin representante legal de Chapman Freeborn en Alemania, ayer acudió en calidad de testigo Sergio Núñez Cacho, gerente de la compañía en España. Reconoce que no sabía que un aparato del avión llevaba 45 días averiado, aunque dice que no es importante.
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