El tribunal del estado Massachussets en EEUU, considera que nada puede impedir a un ciudadano leal a su país, cumplir con su deber civil de intervenir como jurado en una audiencia penal, aunque se trate de un gato, de nombre Sal Esposito. Un matrimonio de Boston, intenta demostrar, que uno de los miembros de su familia no puede asistir en calidad de jurado a una audiencia penal, no porque esté "enfermo", o sea "demasiado viejo" o este “enjuiciado”, sino porque "no habla ni comprende inglés", pues se trata de la mascota, incluida en el padrón.
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