La esperanza de vida de los españoles se ha incrementado en 44 años durante el siglo XX y la proporción de ciudadanos mayores de 65 aumenta. Estos fenómenos, unidos al flujo migratorio, han modificado la estructura de la población y multiplicado por cinco el gasto en servicios sanitarios en las últimas cinco décadas: si en 1960 bastaba con tres días de trabajo para pagar la atención de cada ciudadano, ahora se necesita una media de 18 jornadas ¿Pueden estos cambios demográficos hacer insostenible la financiación del sistema nacional de salud?
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