Los países participantes en la cumbre de Río+20 no encuentran calderilla para salvar el medio ambiente. Para los burócratas que prepararon el documento final que será ahora ratificado por los jefes de Estado y de Gobierno llegados de todo el mundo, ha sido “lo posible, no lo deseado”. Para científicos y ambientalistas, las conclusiones son “vagas y poco ambiciosas”. Para los más críticos: “un auténtico fracaso”.
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