A veces es por el color de la piel; siempre mejor cuando tiene que ver con la comida. Los europeos nos llamamos cosas terribles entre nosotros, muy pocas veces cariñosas. Se trata de un fenómeno (etnopaulismo, en italiano) que pretende denigrar a los pueblos vecinos con todo tipo de apodos. Pero ojo, porque estos malintencionados motes pueden dar gato por liebre. Por ejemplo, los italianos llaman a los alemanes cruccos y pocos saben lo equivocados que están… Relacionada:
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