Brasil no quiere que sus estadios se conviertan en molestos adornos en sus calles, como los de Sudáfrica. El de 2014 es el Mundial más costoso de la historia, pero las cuatro primeras sedes ya han quedado vacías de turistas y buscan soluciones para reutilizar los multimillonarios estadios.Sudáfrica organizó el Mundial de 2010, aspiraba a más dinero, más turistas y más fútbol, pero cuatro años después y cuando el debate sobre la viabilidad y el futuro que el torneo de 2014 dejará en Brasil, el balance en el país africano es negativo.
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