¿El burkini es un atentado a la laicidad, a las mínimas reglas de higiene en una piscina o a ambas? La polémica en Francia está servida. Todo empezó a mediados de mayo en Grenoble, una ciudad de unos 150.000 habitantes a los pies de los Alpes, gobernada por la izquierda. Entonces, el alcalde ecologista Éric Piolle aprobó, con una mayoría ajustada de 29 votos contra 27, una nueva norma que permitía el uso del burkini en las piscinas públicas de la ciudad. El máximo tribunal francés cree que vulnera la neutralidad de los servicios públicos.
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