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El fotógrafo de los muertos y otras historias de gran periodismo

Hay dos tipos de enviados especiales: los que pisan la calle y los que no salen del hotel. David Jiménez es de los primeros. Su último libro es una joya. De todas las historias que narra, la que más me ha impresionado es la de Camboya: el fotógrafo de la muerte. Nhem tenía 16 años cuando fue reclutado por los jemeres rojos. Su trabajo en el campo de exterminio S21, hoy transformado en un museo del genocidio, consistía en hacer una foto a cada prisionero antes de su muerte. Los delitos eran graves: llevar gafas, saber idiomas, ser universitario.

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