Nos encaminamos raudo y veloz a la “mágica” cifra de 4.000.000 de desempleados. El ladrillo no da para más, y parece que más allá del mismo no hay mucho donde rascar. Con este panorama, a este paso, no nos va a quedar más remedio que mendigar unas monedas a quienes todavía les quede algo en el bolsillo…y olvidáos de pedir pasta a los banqueros, que Botín ya ha dicho que tururú. Así pues, una primera pregunta que nos viene a la cabeza…¿qué formas hay de pedir limosna?…veamos...
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