Según parece, el bañador en cuestión flota literalmente, y no se moja, como si fuera de neopreno, cuyo uso está prohibido. La cuestión principal, sin embargo, es la nueva barrera económica que crea entre aquellos nadadores que compitan con este traje de baño (que cuesta 550 dólares, algo más de 354 euros) y los que no.
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