Uber nunca iba a ser rentable. Nunca. Atrajo a conductores y pasajeros a los coches subvencionando los viajes con miles y miles de millones de dólares de la familia real saudí, manteniendo la patraña del estafador sobre cómo todo esto se mantendría algún día por sí mismo. Como la pretensión de que los coches autónomos eliminarían todos sus costes laborales. Sabían que esto nunca ocurriría. Gastaron miles de millones en un esfuerzo condenado al fracaso.
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