Una de las consecuencias positivas de esta crisis económica es que muchos ignorantes nos hemos puesto a leer economía (la más positiva son desde luego los chistes: un amigo tiene una prima loquita a la que adora y a la que llama mi prima de riesgo). ¿Quién nos iba a decir que algún día abriríamos el periódico por las páginas de economía y leeríamos a Krugman y Stiglitz como leemos a Vargas.
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