No sabemos si los yonkis, los tres millones de adictos que alega el Gobierno existen entre sus casi 100 millones de ciudadanos, están dejando de consumir estupefacientes, pero lo que sí se ha conseguido es infundir el terror en la población. Según cifras oficiales de la Policía publicadas el mes pasado, los agentes del Estado se han llevado a 7.042 vidas por delante. Se están matando a más de 1.000 civiles mensuales justificados en una cruzada moderna contra los degenerados.
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